El año nuevo lo anuncian
Como un tigre enfurecido
Con las garras afiladas
Y mostrando los colmillos.
El año nuevo lo encargan
Como engendro mal parido
Con la cara deformada
Y miseria en sus bolsillos.
Lo quieren, el año nuevo,
Con horchata en los sentidos
Sin piedad para los pobres
Y colmado para el rico.
La crisis, la tapadera
Del que obtiene beneficio
Y se burla de los pobres
Que se comen los ladrillos.
Y, ¡ole!, los coches de lujo,
Y al pobre, con el martillo.
Y, ¡ole!, ¡la gran opulencia!,
Y al pobre, alambre de espino.
Qué pena que no reaccionen
Los que pasan de lo lindo;
Qué pena que no se enteren
Que hay niños que pasan frío.
Qué pena, penita, pena
No tener siendo martillos
El valor de golpear
Todo lo que está maldito.
Que el año nuevo no tiene
Escasez de leche y trigo,
La miseria está en aquellos
Que acaparan sin sentido.
Recibamos, pues, al año
Con ansias de ser martillo,
Y aplastemos de una vez
Todo lo que está podrido.